Desde la antigüedad los médicos procuraban que sus hijos, estudiaran medicina, los entrenaban y les daban su sabiduría, luego los mandaban con otros colegas, que le enseñaban sus conocimientos y los acogían como sus propios hijos. Los tiempos han cambiado mucho, estamos en la época de oro de la medicina, el conocimiento y la tecnología son tan extensos que nuestros hijos tienen que ir a la universidad, donde cientos de compañeros médicos les darán lo mejor de si mismos. No todos los humanos tienen las motivaciones y cualidades para estudiar medicina, pero si nuestro hijo escogió por su voluntad estudiarla nos llena de gozo y satisfacción. Tendremos, sin embargo que advertirle las realidades de esta profesión.
Tendrá salario hasta la edad de 28 años cuando haya conseguido su posgrado. Su dependencia familiar será larga y los gastos de la carrera onerosos, pero estamos dispuestos a ayudarle advirtiéndole también las bondades y situaciones adversas a que será sometido el resto de su vida, el aun así insiste porque esto de la medicina ya se trae en el alma.
Le advertiremos que tendrá que renunciar a todas las manifestaciones superiores del ser humano: A la pintura, la música, el karate, etc.
Pero también deberá renunciar a la tranquilidad, su vida estará en constante zozobra, con el dolor humano a cuestas y la imposibilidad de mejorar algunos pacientes que irremediablemente fallecerán, por mas sabiduría que tenga. Tendrá que soportar la presión continua del paciente y de su familia, indiferentes e irritables cuando mejora y les toca pagar los honorarios, pero como es masoquista y le gusta que los enfermos y sus familiares le falten al respeto no habrá quién lo haga cambiar de decisión.
Hijo mío te advierto que trataras con pacientes y sus familiares con infinidad de defectos de carácter, con espíritus ignorantes y romos, con vanidosos y poderosos perseguidores; conocerás y soportaras lo peor del espíritu humano y deberás mostrarte benigno y comprensivo con todos ellos, y aun así no saldrás bien librado. Dependerás de ti mismo para todo, la soledad, será tu acompañante permanente, estarás con tu paciente tomando tus propias decisiones médicas sin ayuda.
Te gusta el arte pero vivirás con todo lo contrario a la belleza, y a la estética, soportaras cuadros desgarradores de dolor, cuerpos sucios, destrozados y sanguinolentos, mujeres prematuramente envejecidas y deformadas, niños lánguidos y desnutridos hasta lo indecible, miraras, oirás, tocaras, y hasta paladearas la fealdad.
Tu tiempo libre desaparecerá tu familia protestara porque nunca estarás con ellos, porque necesitarás saber cuánto café puedo soportar, cuánto tiempo puedo aguantar sin comer, dormir, tomar agua, evacuar y orinar, porque nadie sabrá nunca en que turno trabajas por más que intentes explicar tu calendario de turnos, porque es interesante ir de vacaciones cuando nadie más puede... y es más interesante estar trabajando cuando todos los demás están de vacaciones, porque tus ojos brillaran de una forma diferente cuando veas las venas de tus amigos y pienses: ahí entraría un cateter # 18 sin problemas; o verle el cuello para ver si puedes ponerle un catéter, porque es un reto increíble explicarle a tu paciente lo que tiene durante una consulta, cuando a mi te tomó años entenderlo, porque soy inmune a todos los mitos y creencias populares que tanto aterrorizan a mis pacientes,
porque no me imagino la vida sin saber qué es lo que contiene mi cuerpo y cómo funciona.
porque he sacado cosas insospechadas de agujeros insospechados, porque la mejor adivinanza es tratar de saber qué medicamentos toma tu paciente basado en las características de la caja, el tamaño y color de la tableta o la letra que hay grabada en ella. Porque los pacientes me lo agradecerán algunas veces, pero yo siempre me sentiré satisfecho de haber hecho las cosas bien, aunque sólo algunos recuerden mi nombre, porque el hospital es mejor que Big Brother, una aventura en África o un reality show de famosos... la vida en él es un inmenso mar de aventuras increíbles, historias hilarantes y tragedias impensables, porque ver el amanecer mientras cenas es algo maravilloso. Por decidir en un instante en qué inviertes tus 20 minutos libres, comer o dormir.
Lo siento mucho pero no tendrás fortuna, ni fama ni gloria, tampoco poder, no podrás jubilarte nunca, pertenecerás al prójimo para siempre p y sin embargo tu placer derivara de poder ayudarle, de la ausencia de dolor en su cara, del placer de regresarlo ya curado el seno de su familia, a su trabajo y a la oportunidad de buscar a Dios y trascendencia. Si piensas que tanta ciencia y dolor van a encallecer tu espíritu, estas equivocado, ya que tendrás que apegarte a Dios todos los días de tu vida, pidiéndole paciencia, tranquilidad sabiduría, ayuda para tus pacientes como si fueran tus hijos.
Nunca olvides que tus compañeros médicos son tus hermanos, con ellos compartirás dolor y ciencia el reto de lo desconocido y el placer del descubrimiento, con ellos te reunirás para estudiar, nunca les faltará una Coca Cola 3 litros y las baleadas para comer en la madrugada, pero eso deberá ser siempre leal a tu gremio medico, a la justicia de sus preposiciones en favor de los pacientes, de la salud de la humanidad y de las conquistas a las que todos tenemos derecho.
No olvides que en esa búsqueda de un mejor destino gremial, serás ofendido, perseguido, acusado de mercantilista, te tildaran de inútil, ignorante, haragán, y criminal, te ofrecerán la cárcel, despido, a, conocerás la presión de grupos insensibles y la fuerza controladora e injusta de los poderosos, que solo protegen sus intereses mercantilistas y los de sus patronos extranjeros.
Si aun así quieres estudiar medicina, bienvenido, esta será una vida creativa, lleno de retos y siempre tendrás la oportunidad de descubrir algo nuevo.
"La medicina es el arte de saber utilizar la ciencia para poder curar el dolor de nuestros pacientes"
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