miércoles, 6 de mayo de 2009

Como olvidarse de las preocupaciones y disfrutar de la vida



Lo principal para nosotros no es ver lo que se halla vagamente a lo lejos, sino lo que esta claramente a mano. Ahora bien cada uno de nosotros es una organización mucho más maravillosa que el gran crucero, y efectúa un viaje más largo. Lo que les pido es que aprendan a manejar la maquinaria que nos permita vivir en compartimientos estancos al día, como el modo de garantizar la seguridad del viaje.
Apretad el botón y escucha, en todos los niveles de nuestra vida, las puertas de hierro que cierran el pasado, los ayeres muertos. Apretad otro botón y cierra, con una cortina metálica, el futuro, los mañanas que no han nacido. Así quedarás seguros, seguros por hoy… ¡Cierra el pasado! Deja que el pasado entierre a sus muertos. Cierra los ayeres que han apresurado la marcha de los necios hacia un triste fin… Llevar hoy la carga de mañana unida a la de ayer hace vacilar al más vigoroso. Cerremos el futuro tan apretadamente como el pasado… El futuro es hoy…. No hay mañana. El día de la salvación del hombre es aquí, ahora.
El despilfarro de energías, la angustia mental y los desarreglos nerviosos estorban los pasos del hombre que siente ansiedad por el futuro… Dispongamos a cultivar el hábito de una vida en compartimientos estancos al día. Les invito a comenzar el día con la oración de Cristo: “Danos hoy el pan nuestro de cada día”.
Recordemos esta oración pide el pan solamente para hoy. No se queja del pan rancio que comimos ayer. No, esta oración nos enseña a pedir solamente el pan de hoy. El pan de hoy es el único pan que se puede comer. No cuides, pues, del mañana, porque el mañana cuidará de sus propias cosas. Cada día trae su afán. Muchos dirían ahora: “Tengo que cuidarme del mañana, tengo que asegurarme para proteger a mí familia, tengo que ahorrar dinero para mi vejez, tengo que establecer planes y prepararme para salir adelante”.

¡Claro que sí! Ello es indudable. Hace trescientos años la palabra cuidado significaba frecuentemente ansiedad. Hay que cuidar del mañana por todos los medios, meditando, proyectando y preparándose. Pero sin ansiedades. En paz o en guerra, la principal diferencia entre el modo de pensar bueno y el malo radica en esto: el buen pensar examina las causas y los efectos y lleva a proyectos lógicos y constructivos; el mal pensar conduce frecuentemente a la tensión y a la depresión nerviosa.
Quiero que se diga usted que su vida es como un reloj de arena. Usted sabe que hay miles de granos de arena en lo alto de tales artefactos y que estos granos pasan lentamente por el estrecho cuello del medio. Ni usted ni yo podríamos hacer que los granos pasaran más de prisa sin estropear el reloj. Usted, yo y cualquier otro somos relojes de arena. Cuando empezamos la jornada, hay ante nosotros cientos de cosas que sabemos que tenemos que hacer durante el día, pero, si no las tomamos una a una y hacemos que pasen por el día lentamente y a su debido ritmo, como pasan los granos por el estrecho cuello del reloj de arena, estamos destinados a destruir nuestra estructura física o mental, sin escapatoria posible. Un grano de arena cada vez…
Una tarea cada vez. Uno de los comentarios más aterradores sobre nuestro actual modo de vida es recordar que la mitad de camas de nuestros hospitales están ocupados por pacientes con enfermedades nerviosas y mentales, por pacientes que se han derrumbado bajo la abrumadora carga de los acumulados ayeres y los temidos mañanas. Usted y yo estamos en este instante en el lugar en que se encuentran dos eternidades: el vasto pasado que ya no volverá y el futuro que avanza hasta la última sílaba del tiempo. Cada día es una nueva vida para el hombre juicioso. La vida, según lo aprendemos demasiado tarde, está en vivir, en el tejido de cada día y cada hora.

Todo cambia, salvo la ley de los cambios, y que no es posible entrar dos veces por el mismo río. El río cambia cada segundo y otro tanto hace el hombre que entra en él. La vida es un cambio incesante. La única certidumbre es el hoy. ¿Por qué echar a perder la belleza de vivir hoy tratando de resolver los problemas de un futuro que se oculta tras el cambio y la incertidumbre, un futuro que, por más esfuerzos que haga, nadie puede ver o predecir.
Los antiguos romanos, tenían una frase para esto: “Disfruta el día o toma el día?. Por tanto, la primera cosa que se debe saber acerca de la preocupación es ésta, si quiere usted que no entre en su vida.
Cierre las puertas de hierro al pasado y al futuro, viva en compartimientos estancos al día.
¿Por qué no se formula usted estas preguntas y consigna sus respuestas?

1. ¿tiendo a huir de la vida presente con el fin de preocuparme por el futuro o añoro algún “mágico jardín de rosas que veo en el horizonte.”

2. ¿Amargo a veces a mí presente lamentándome de cosas que sucedieron en el pasado, de cosas que terminaron y no tienen remedio?

3. ¿Me levanto por el mañana dispuesto a “tomar el día”, a sacar el máximo provecho de estas 24 horas?

Una fórmula mágica para resolver situaciones de preocupación

¿Quieren ustedes una receta rápida y probada para enfrentar situaciones de preocupación, una técnica que se puede utilizar desde ahora, antes de continuar esta lectura? Es sencilla y cualquiera puede utilizarla.
Consiste en tres pasos:

Paso I. Analice la situación valientemente y con honradez, imagine lo peor que pudiese sucederle como consecuencia de algún fracaso.

Paso II. Después de imaginarse lo peor que pudiese sucederle, hágase a ello y acéptelo, si resultara necesario.

Paso III. Dedique con calma su tiempo y energía a tratar de mejorar lo peor que ya tenía mentalmente aceptado.

Una de las peores características de la preocupación es que destruye nuestra capacidad de concentración. Cuando nos preocupamos, nuestros espíritus andan de aquí para allí, sin pararse en ninguna parte, en forma que perdemos toda facultad de decidirnos. En cambio cuando nos obligamos a encarar lo peor y a aceptarlo mentalmente, eliminamos todas esas imaginaciones y nos colocamos en condiciones de concentrarnos en nuestro problema.
Por eso el fracasar aceptad que haya sido así… Aceptad que haya sido así, porque la aceptación de lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier calamidad. La verdadera paz de espíritu viene de la aceptación de lo peor. Psicológicamente, creo que esto significa una liberación de energía.
El daño que la preocupación puede hacernos.

Los hombres de negocios que no saben como combatir la preocupación mueren jóvenes.
En toda mi vida escolar nadie me ha explicado la implicación que conllevan la preocupación, en ninguna clase los docentes han intentado prevenirme contra las enfermedad emocional de la preocupación, una enfermedad que, durante los últimos 50 años, ha causado miles de muertes.

Ninguna persona me ha advertido que una persona de cada diez entre los que vienen ahora padecerá un desfallecimiento nervioso, causado en la mayoría de los casos por la preocupación y las emociones.
En su vista, escribo este artículo para llamar a las puertas de ustedes y prevenirles. El 80% de todos los pacientes que acuden a los médicos podrían curarse por sí mismos con sólo liberarse de sus miedos y preocupaciones. Y no piense por un momento que quiero decir que sus enfermedades son imaginarias. Sus enfermedades son tan reales como un terrible dolor de muelas y en ocasiones cien veces más graves. Me refiero a enfermedades como la indigestión nerviosa, algunas úlceras del estomago, perturbaciones cardíacas, el insomnio, algunas jaquecas y algunos tipos de parálisis.

El miedo causa preocupación. La preocupación pone a uno tenso y nervioso, afecta a los nervios del estomago, cambia los jugos gástricos de normales a anormales y frecuentemente provoca úlceras estomacales.

¿Qué consigue el hombre que gana el mundo entero y pierde su salud? Aunque fuera dueño del mundo, sólo podría dormir en una cama a la vez y comer tres veces por día.
Platón dijo que “el mayor error que los médicos cometen es intentar la curación del cuerpo sin intentar la curación del alma, sin embargo, el alma y cuerpo son uno y no deberían ser tratados separadamente”.
La ciencia médica necesitó dos mil trescientos años para reconocer esta verdad. Estamos pensando ahora precisamente a desarrollar una nueva especie de medicina llamada psicosomática, una medicina que trata a la vez el alma y cuerpo. Es hora ya de que realicemos esto, porque la ciencia médica ha eliminado en gran parte el terrible mal causado por los gérmenes físicos, las enfermedades como la viruela, el cólera, la fiebre amarilla y docenas de otras plagas que han llevado a innumerables millones a la tumba prematura. Pero la ciencia médica ha sido incapaz de hacer frente a las ruinas mentales y físicas causadas, no por los gérmenes, sino por las emociones de la preocupación, el miedo, el odio la frustración y la desesperación.
Las bajas ocasionadas por estas enfermedades de tipo emotivo están aumentando y extendiéndose con rapidez catastrófica. Si se quiere ver lo que la preocupación significa para las personas, no hace falta ir a una biblioteca o un médico. A mí me basta mirar por la ventana de mi casa; puedo ver así, a menos de una cuadra, una casa donde la preocupación causo un derrumbamiento nervioso y otra donde un hombre se preocupó hasta la diabetes. Cuando Montaigne, el ilustre filósofo francés, fue elegido alcalde de su ciudad ---Burdeos---, dijo a sus conciudadanos: “Quiero tomar vuestros asuntos en mis manos, pero no en mí hígado o mis pulmones”.
La preocupación puede colocarnos en un sillón de ruedas con reumatismo y artritis. Las emociones desagradables como las causadas por la preocupación, el miedo, el enfado… pueden trastornar el equilibrio del calcio en el organismo y originar las caries.
Las fuerzas que más descansan y recrean son una religión saludable, sueño, música y risas. Tened fe en Dios, aprender a dormir bien, ama la buena música y mira el lado divertido de la vida, y la salud y la felicidad serán nuestras. Los médicos llevan vidas tensas y tienen que pagarlo. El Señor puede perdonar nuestros pecados, pero el sistema nervioso nunca lo hace.

La preocupación es como la gota, gota, gota constante; y la gota, gota, gota constante de la preocupación lleva frecuentemente a los hombres a la locura y el suicidio. Quienes conservan la paz interior en medio del tumulto de la ciudad moderna son inmunes para las enfermedades nerviosas y orgánicas.

No conozco hecho más alentador que la incuestionable capacidad del hombre para elevar su vida mediante un empeño consciente. Si uno avanza confiadamente en la dirección de sus sueños y se afana para vivir la vida que se ha imaginado, triunfará en forma que no cabe esperar en las horas corrientes.

¿Cómo analizar y resolver los problemas de preocupación?

La respuesta es que debemos equiparnos para tratar las diferentes clases de preocupaciones aprendiendo los tres pasos básicos del análisis del problema. Los tres pasos son:
I. Obtenga los hechos.
II. Analice los hechos.
III. Llegue a una decisión y actúe después conforme a esta decisión.
¿Pura evidencia? Sí, Aristóteles la enseño… y la utilizó. Usted y yo debemos también utilizarla, si es que queremos resolver los problemas que nos acosan y transforman nuestros días y noches en verdaderos infiernos.
Tomemos la primera regla: Obtenga los hechos. ¿Por qué es tan importante obtener los hechos? Porque sin tener los hechos no podemos ni intentar siquiera resolver nuestro problemas de un modo inteligente. Sin los hechos, todo lo que podemos hacer es acalorarnos en plena confusión. La confusión es la causa principal de las preocupaciones.
La mitad de la preocupación que existe en el mundo obedece a que las personas intentan tomar decisiones sin un conocimiento suficiente sobre el que basar una decisión. Si un hombre dedica su tiempo a obtener los hechos de un modo imparcial y objetivo, sus preocupaciones se disiparán por lo general a la luz del conocimiento.
La experiencia me ha demostrado una y otra vez el enorme valor que tiene llegar a una decisión.
Lo que lleva a los hombres a los derrumbamientos nerviosos y a situaciones insoportables es el no llegar a una meta señalada, el dar una y mil vueltas enloquecedoras. Por tanto, yo consigno eliminar el noventa por ciento de mis preocupaciones dando los cuatro pasos que siguen:
I. Consignar precisamente por escrito qué es lo que me preocupa.
II. Consignar por escrito lo que puedo hacer acerca del asunto.
III. Decidir lo que voy hacer.
IV. Comenzar inmediatamente a llevar a cabo mi decisión.
Si no lo traducimos todo en acción, la averiguación y el análisis de los hechos no servirán de nada, no serán más que un despilfarro de energías.
¿Cómo se acaba con el hábito de la preocupación antes de que él acabe con nosotros?
Es difícil preocuparse mientras se está haciendo algo que exige planes y meditación. ¿Por qué una cosa tan sencilla como ocuparme elimina la ansiedad? A causa de una ley, de una de las leyes más fundamentales que ha revelado la psicología. Esta ley postula que es completamente imposible para cualquier espíritu humano, por muy brillante que sea pensar en más de una cosa al mismo tiempo.
No es posible que nos mostremos a la vez entusiasmados con algo interesante que estamos haciendo y abrumados por la preocupación. Una de las emociones expulsa a la otra. La mayoría de nosotros nos perdemos fácilmente en la acción cuando estamos al pie del cañón y realizamos el trabajo cotidiano. Pero son las horas de descanso las verdaderamente peligrosas.
Precisamente, cuando podemos disfrutar libremente de nuestros ocios y ser más felices, llega también el momento en que nos atacan los diablos de la preocupación. Piérdase en la acción si no quiere marchitarse en la desesperación. Cuando no estamos ocupados, nuestros espíritus tienden a convertirse en un vacío.
Todo estudiante de física sabe que la naturaleza aborrece el vacío. La preocupación es particularmente apta para apoderarse de uno, no cuando se está en acción, sino cuando ha terminado el trabajo del día. El remedio contra la preocupación es tener ocupado todo el tiempo en la realización de algo constructivo.

4 comentarios:

  1. Esto de perderse en la acción si no quiero marchitarme en la desesperación creo es un buen consejo, a veces lo hago, pero siempre hay miedo de que pasaría si es que no lo logro resolver en mi cabeza y dejo que pase. ¿Podría recabar en mi posteriormente?, ¿me bajaría la autoestima y fastidiaría todo que hago en ese momento si es que no lo decido en mi mente?, ¿y luego ese mismo pensamiento fastidiarme después? El cerebro es increíble en mostrarte que ha pesar de que ya resuelto muchas veces en tu mente tu problema, es inevitable que otra vez se te pase por la cabeza el mismo problema y otra vez confundiéndote y sin resolver, o deshacer mágicamente la solución que ya habías consignado y vuelta a empezar; por ello el de escribir tus preocupaciones y todo lo que te abruma en un papel y plantear allí directamente la solución creo que es y siempre será de gran ayuda, con todos los detalles que hagan falta. Gracias por el artículo.

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  3. E ir agregando cualquier cosa nueva que derive de la preocupación o de una que ya tenias, o cosas nuevas que surjan allí mismo. También desaparecerán.

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  4. Ir agregando cada problema que derive de pronto. También desaparecerán esos contratiempos y nos ayudará mucho.

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