jueves, 21 de mayo de 2009

Los nuevos Frankenstein: Productos transgénicos









La palabra "transgénico" proviene de "trans" (cruzar de un lugar a otro) y "génico" (referido a los genes). En resumidas palabras, es todo aquel organismo que tiene incorporado un gen extraño.


Nuevos y extraños alimentos jamás pensados por la naturaleza ya están apareciendo en su supermercado. Los efectos de estos alimentos aun no se conocen completamente y algunos ya han tenido un efecto devastador en la salud.


La producción de híbridos y el mejoramiento genético tradicional de distintas variedades ha sido una técnica de producción agrícola practicada desde los inicios de la agricultura. Los cruces desarrollados a través de estos métodos convencionales se realizan en variedades iguales o similares. Estas especies tanto animales como vegetales son el resultado de miles de años de evolución. El entrecruzamiento tradicional es el resultado de un proceso natural de reproducción sexual dentro de la misma especie.

La información hereditaria de ambos padres se combina y pasa a la cría. En este proceso las mismas secciones de información genética de la especie, conocida como ADN (ácido desoxirribonucleico) se intercambian con los mismos cromosomas (cuerpo del núcleo de la célula que alberga al ADN), pero los genes casi siempre quedan exactamente en el mismo orden y en las mismas ubicaciones dentro de los cromosomas. Un gen estará entonces siempre rodeado por la misma secuencia de ADN a menos que ocurra un accidente o una mutación. Especies que están emparentadas también pueden reproducirse, como el caballo y el burro, si bien sus crías (híbridos) la mula serán muy probablemente estériles.

La esterilidad y otras disfunciones en los híbridos son el resultado de diferencias genéticas entre dos especies, diferencias que devienen en la incompatibilidad genética. Cuando alteramos el paso natural de la evolución y mezclamos en un mismo organismo vivo, un animal con un vegetal o viceversa, se termina allí el entrecruzamiento tradicional y empieza la ingeniería genética. Los cultivos transgénicos son por lo tanto claramente diferentes a los cultivos tradicionales dado su método de creación.

Los primeros son concebidos en un laboratorio, mientras que los segundos son concebidos en la naturaleza. Sólo en un laboratorio es posible introducir un gen de un organismo en el ADN (estructura genética) de otro organismo, cuando se trata de otra especie completamente distinta, o incluso de un reino diferente (hay vegetales genéticamente modificados que poseen genes de animales, bacterias, virus, etc.) para añadirle un rasgo o condición específica nueva.“Hace miles de años nuestros ancestros iniciaron la domesticación y la conservación de las plantas que forman la diversidad de cultivos que hoy asegura nuestra alimentación. Está en nuestras manos decidir si queremos ser recordados como la generación “terminator” o si queremos conservar nuestra diversidad, herencia global propiedad de nuestros descendientes”.


La ingeniería genética se utiliza para tomar genes y segmentos de ADN de una especie, por ejemplo de un pez, y ponerlos dentro de otra especie, por ejemplo un tomate. Al hacerlo, la ingeniería genética provee un grupo de técnicas para cortar el ADN ya sea al azar o en un número específico de lugares. Una vez aislado, uno puede estudiar los diferentes segmentos del ADN multiplicarlos y montarlos (pegarlos) junto con el ADN de cualquier otro organismo. La ingeniería genética hace posible romper la barrera de las especies completamente diferentes o no emparentadas; hace posible por ejemplo, empalmar el gen anticongelante de un pez en los tomates, pasar el gen de una toxina que mata insectos presente en una bacteria al maíz o al algodón, o pasar genes humanos a cerdos. Aún así existe un problema el gen de un pez no puede trabajar en un tomate a menos que se le adicione lo que se llama un promotor con instrucciones que las células del tomate reconozcan.

La secuencia de ADN de este promotor tendría que ser una secuencia de tomate o una especie similar. La ingeniería genética hace posible romper la barrera de las especies completamente diferentes o no emparentadasLas empresas y la mayoría de los científicos toman aquí un atajo y no se molestan en buscar un promotor apropiado para el tomate, ya que les tomaría años comprender cómo trabajan la regulación y la comunicación interna de las células del tomate. De manera de evitar largos testeos y ajustes la mayoría de las plantas modificadas genéticamente se hacen con promotores virales. Los virus, como generalmente se conoce, son muy activos. Nada o casi nada los detendrá una vez que hayan encontrado una nueva víctima u organismo que los albergue. Integran su información genética dentro del ADN de la célula que los alberga (tales como nuestras células), se multiplican, infectan a las células vecinas y vuelven a multiplicarse. Esto es posible porque los virus han evolucionado como promotores muy poderosos que comandan a la célula que los alberga para leer constantemente los genes virales y producir proteínas virales. Simplemente al tomar un elemento de control es decir, un promotor (el virus de una planta), y colocarlo delante del bloque de información del gen anticongelante del pez, es posible obtener este gen combinado virus/pez para que funcione en la planta en cualquier parte de ella y cuando se requiera.


La poderosa industria de la biotecnología ha invertido cientos de millones en un nuevo producto: las semillas transgénicas. Se trata de exactamente las mismas empresas que hasta el momento comercializaban semillas y agroquímicos a nivel global. Postuladas por las empresas como salvadoras del hambre mundial, o solución a la aplicación del cóctel de agroquímicos, las semillas transgénicas significan de hecho la renovación del catálogo de productos de Monsanto, Novartis, Du Pont, Aventis ó Astra Zéneca, quienes dominan por completo el mercado mundial de estas semillas. Los organismos transgénicos no obedecen a un requerimiento de Unicef o de la Organización Mundial de la Salud, sino a la lógica misma de la tendencia del mercado: la concentración y la búsqueda de una posición de poder y liderazgo en la base de la agricultura industrial, es decir la industria global de alimentos.


LOS NUEVOS FRANKENSTEIN Los encontramos mezclados en nuestros alimentos en las góndolas de supermercados (maíz y porotos de soja genéticamente manipulados). Los encontramos creciendo en campos de experimentación y de cultivo en nuestro país. En Honduras hoy existen la soja, el maíz transgénicos, pero ya se habla de peces o cerdos transgénicos y otros organismos vivos que ingresan en esa categoría. A la técnica empleada se la conoce bajo diversos nombres como ingeniería genética, modificación genética o manipulación genética. Los tres términos significan la misma cosa, el traslado de genes, generalmente de una especie a otra. Los cultivos existentes incluyen maíz con genes de bacterias, tomates con genes de peces, o cerdos con genes de humanos. La ingeniería genética llega camuflada bajo el título de “biotecnología”.
Como se observa este procedimiento puede hacerse entre plantas de igual especie, entre especies no relacionadas o incluso trasladando genes de una planta a un animal y viceversa. Con esta técnica, llamada "ingeniería genética" se han roto las barreras naturales para la reproducción y creación de seres vivos, pues en condiciones naturales sólo es posible el cruzamiento de plantas o animales de la misma especie o de especies relacionadas. A diferencia de otros métodos biotecnológicos de mejoramiento genético (cruzamientos entre especies parientes), la ingeniería genética va mucho más allá: transforma a los seres vivos. En Honduras ya existen en el mercado plantas transgénicas con tolerancia a herbicidas (Soja RR) y plagas (Maíz Bt).

En otras partes del mundo, en tanto, se encuentran en distintas etapas de desarrollo plantas resistentes a climas desfavorables, con mayores cantidades de una determinada propiedad, o plantas con capacidades para prolongar sus períodos de vida. Siguen en la lista variedades de cultivos transgénicos que están siendo probados en distintos lugares del mundo incluida Honduras; algunos de ellos son: la papa, el brócoli, la coliflor, la papaya, el sorgo, el melón y hasta árboles, como el eucaliptus.En estos momentos, existe una gran presión por parte de la industria biotecnológica para difundir masivamente las "semillas estériles" que contienen el llamado "gen Terminator". Con este gen, patentado como "Sistema de Protección Tecnológica", las corporaciones biotecnológicas quieren obligar a los productores a comprar todos los años la semilla y los productos agroquímicos que ellas mismas producen. En pocas palabras, pretenden controlar la agricultura y el mercado alimentario mundial.

Un gran número de entidades civiles está cuestionando la seguridad sanitaria y ambiental de esta clase de organismos Es difícil identificarlos. Los consumidores hondureños, a diferencia de los europeos y japoneses, no pueden elegir lo que comen porque no existe un etiquetado en los productos que advierta si en sus ingredientes o procesados contienen, o no, organismos genéticamente manipulados. El Gobierno no ha previsto ninguna ley que regule este tipo de tráfico de genes en nuestra comida, y ni siquiera ha dado a los ciudadanos la posibilidad de estar advertidos de ello. Y pese a los reclamos de los consumidores, las autoridades hondureñas siguen dándole la espalda al reclamo de la gente de saber qué es lo que se lleva a la boca. Las empresas, hoy por hoy, no están obligadas a etiquetar. Las comidas vegetarianas han sido las primeras en ser contaminadas genéticamente. Le siguieron las carnes elaboradas (en especial los bocaditos de pollo o las hamburguesas), luego los aceites, que suelen utilizarse en margarinas o mayonesas (obviamente también los aceites de cocina contienen componentes de soja) e incluso las golosinas y otros productos de panadería. Hoy, en Honduras, consumir algún alimento que contenga ingredientes con soja, es exponerse a un alto riesgo de introducir en nuestros cuerpos organismos concebidos por la ingeniería genética. En Honduras no existen mecanismos para detectarlos o advertirlos en la comida que se consume diariamente.Lo más práctico es analizar la declaración de ingredientes. Hay que prestar atención en las siguientes palabras en los productos que se compran en los supermercados: lecitina (la mayoría contiene bases de soja) o lecitina de soja (también aparece camuflado con la inscripción INS 322 o 322), proteína vegetal texturizada, proteína texturada de soja, dextrosa, aceite vegetal hidrogenado, emulsificante, proteína de soja aislada o harina de soja.


"Los consumidores tienen derecho a una mayor protección e información... En primer lugar exigimos a las autoridades que se encargan de ejercer los mecanismos de control que realicen su trabajo sin ceder ante los imperativos comerciales y políticos.... que los productores adopten una política de transparencia de cara a los consumidores y que faciliten el acceso a la información que manejan sobre sus experimentos, aplicaciones, controles, etc."
Los productos transgénicos no son más nutritivos, más sabrosos, ni mucho menos más saludables que los convencionales. Hasta el momento, esta rama de la biotecnología ha sido desarrollada principalmente para bajar los costos de producción, no para producir alimentos más saludables. En estos momentos, se está trabajando en alimentos con mayor contenido de hierro y vitaminas, pero el curso de esos proyectos (que se encuentran en distintas fases de investigación y desarrollo) ha encontrado serios reparos en la comunidad científica.

Entre los efectos del uso de productos transgénicos es importante destacar que muchos de los genes usados en esta clase de alimentos no habrían integrado jamás la dieta humana si no fuera por la ingeniería genética. Es decir que es imposible saber cuáles serán los efectos de la ingesta de estos genes sobre la salud humana. Después del desastre sanitario producido con el Mal de la Vaca Loca (generado por la alimentación de elementos ajenos a la dieta de las vacas), la comunidad científica internacional está reclamando, cada vez con más firmeza, un mayor cuidado en el manejo de la tecnología para producir alimentos. Todavía no se sabe mucho acerca de los tan promocionados "alimentos del futuro". Aún así, las advertencias científicas llaman a la alarma. Aquí dos de ellas: 1. Alergias: El New England Journal of Medicine aseguró que los productos modificados por ingeniería genética tienen un potencial alergénico incierto, impredecible e imposible de dimensionar. Algunos alimentos con base de soja ya han generado efectos adversos a la salud humana al transmitir el potencial alergénico de algunos genes Este es el caso, por ejemplo, de la soja que contiene el gen de una nuez de Brasil para aumentar su valor proteico que ha ocasionado serios problemas a personas alérgicas a las nueces. De allí la importancia de que los consumidores sepan qué están comiendo realmente. 2. Resistencia a los antibióticos:

La Sociedad Británica de Médicos alertó sobre la resistencia a los antibióticos en los seres humanos que consumen transgénicos en forma reiterada. Es decir: existe la posibilidad de que los genes resistentes a los antibióticos presentes en los alimentos genéticamente manipulados emigren a bacterias patógenas que afectan la salud humana, y desarrolle su propia resistencia.
"Existen más preguntas que respuestas en relación a esta delicada cuestión. Sigo creyendo en el futuro de la biotecnología, pero considero justificado preguntar: ¿es segura esta comida para el consumo humano?, ¿Los cultivos transgénicos son seguros para el ambiente? ¿Cómo van a afectar a la biodiversidad? ¿Cómo van a afectar a otras plantas, insectos y pájaros?"
Esta clase de cultivos es promocionada como un ahorro para los agricultores, ya que ahora pueden plantar vegetales que matan pestes (porque se les incorporó ADN de una bacteria a su genoma, permitiéndole producir una proteína insecticida). O que toleran poderosos venenos Esto, aparentemente, generaría una baja en sus costos. Pero la realidad es otra. Los que hacen el verdadero negocio son las corporaciones multinacionales que, como se dijo, venden las semillas genéticamente adaptadas a los químicos que también venden. Los productores sólo son parte del negocio, pero jamás se beneficiarán de él.


La ingeniería genética aplicada a la agricultura no solucionará el hambre en el mundo, como afirman las empresas biotecnológicas. Al contrario: tiene el potencial de generar una mayor dependencia alimentaria. Hoy se produce el 50% más de los alimentos necesarios, según el Programa de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, unas 53 millones de personas, sólo en América latina pasan hambre. Ellos forman parte de los 795 millones de seres humanos que se encuentran en distintos estados de desnutrición. La cuarta parte de ellos son niños. Mientras en los países industrializados mucha gente se muere por exceso de comida (colesterol, etc.), en el Tercer Mundo muchos pasan hambre, o mueren por malnutrición. La biotecnología dice que los alimentos transgénicos pueden alimentar al planeta. Lo cierto es que la propaganda de la biotecnología se alimenta de numerosos mitos de la agricultura moderna en torno al hambre, la producción de alimentos y la propia agricultura. Desgraciadamente estos mitos han sido y continúan siendo repetidos tan a menudo, que se toman como ciertos. La leyenda creada no se refiere al hambre sino a la causa principal que la genera.

La biotecnología nos hace creer que la producción agrícola no está aumentando al mismo ritmo que crece la población. Hasta ahora numerosos estudios y estadísticas refutan esta afirmación. Aunque el hambre en el mundo aumentó desde 1970, también lo ha hecho en la misma proporción la producción alimentaria per cápita. En Sudamérica el número de hambrientos aumentó en un 19%, y los suministros per cápita en casi un 18%. En el Sur de Asia el hambre y los alimentos per cápita han crecido en un 9%. Estas estadísticas y muchas otras indican que el crecimiento demográfico no ha sido, por lo menos actualmente, la razón principal del aumento del hambre desde 1970. En teoría el volumen total de alimentos disponibles por individuo ha aumentado de manera significativa.
Todavía hay gente hambrienta en Honduras, pero padecen hambre porque no tienen dinero, no porque no haya comida... rechazamos enérgicamente la manera abusiva con que se emplea nuestra pobreza para influir sobre la opinión pública"


El sistema industrial, desde hace siglos y prácticamente en todas las partes del planeta, ha expulsado a las comunidades indígenas o campesinas de sus tierras apropiándoselas para instalar allí cultivos de exportación. Esto también está sucediendo en Honduras: cada vez hay más territorios concentrados en menos propietarios. Si no se accede a la tierra donde poder cultivar alimentos y no se puede comprarlos, se pasará hambre aunque la tecnología incremente los rendimientos. Expulsadas de sus tierras, muchas personas emigran a las nuevas ciudades industriales donde rápidamente pasan a formar parte de las clases urbanas empobrecidas que compiten por trabajos mal pagados en los complejos industriales urbanos. Actualmente más de 500 millones de habitantes de zonas rurales de los países en vías de desarrollo no poseen tierra, o por lo menos no la suficiente para autoabastecerse. Así comienza la dependencia alimentaria. Adquirir alimentos es posible únicamente mediante pago, y si perdieran su poder adquisitivo se verían privados del alimento.

Incrementar la producción agrícola no es el remedio para solucionar el hambre, ya que esta está causada fundamentalmente por la imposibilidad de acceder a la tierra y/o a mantener el poder adquisitivo. Esto está afectando especialmente a los países en desarrollo, entre ellos Honduras, otrora “granero del mundo” y actual “campo de experimentación”.


Lo que puedes hacer: Haz copias de esta hoja y distribúyelas a los amigos, la familia, los colegas, colegios, universidades, sindicatos, clubs y sociedades. Avisa a todo el mundo del peligro. Escribe a tu representante parlamentario, a la prensa, los supermercados, organizaciones de consumidores etc.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Como olvidarse de las preocupaciones y disfrutar de la vida



Lo principal para nosotros no es ver lo que se halla vagamente a lo lejos, sino lo que esta claramente a mano. Ahora bien cada uno de nosotros es una organización mucho más maravillosa que el gran crucero, y efectúa un viaje más largo. Lo que les pido es que aprendan a manejar la maquinaria que nos permita vivir en compartimientos estancos al día, como el modo de garantizar la seguridad del viaje.
Apretad el botón y escucha, en todos los niveles de nuestra vida, las puertas de hierro que cierran el pasado, los ayeres muertos. Apretad otro botón y cierra, con una cortina metálica, el futuro, los mañanas que no han nacido. Así quedarás seguros, seguros por hoy… ¡Cierra el pasado! Deja que el pasado entierre a sus muertos. Cierra los ayeres que han apresurado la marcha de los necios hacia un triste fin… Llevar hoy la carga de mañana unida a la de ayer hace vacilar al más vigoroso. Cerremos el futuro tan apretadamente como el pasado… El futuro es hoy…. No hay mañana. El día de la salvación del hombre es aquí, ahora.
El despilfarro de energías, la angustia mental y los desarreglos nerviosos estorban los pasos del hombre que siente ansiedad por el futuro… Dispongamos a cultivar el hábito de una vida en compartimientos estancos al día. Les invito a comenzar el día con la oración de Cristo: “Danos hoy el pan nuestro de cada día”.
Recordemos esta oración pide el pan solamente para hoy. No se queja del pan rancio que comimos ayer. No, esta oración nos enseña a pedir solamente el pan de hoy. El pan de hoy es el único pan que se puede comer. No cuides, pues, del mañana, porque el mañana cuidará de sus propias cosas. Cada día trae su afán. Muchos dirían ahora: “Tengo que cuidarme del mañana, tengo que asegurarme para proteger a mí familia, tengo que ahorrar dinero para mi vejez, tengo que establecer planes y prepararme para salir adelante”.

¡Claro que sí! Ello es indudable. Hace trescientos años la palabra cuidado significaba frecuentemente ansiedad. Hay que cuidar del mañana por todos los medios, meditando, proyectando y preparándose. Pero sin ansiedades. En paz o en guerra, la principal diferencia entre el modo de pensar bueno y el malo radica en esto: el buen pensar examina las causas y los efectos y lleva a proyectos lógicos y constructivos; el mal pensar conduce frecuentemente a la tensión y a la depresión nerviosa.
Quiero que se diga usted que su vida es como un reloj de arena. Usted sabe que hay miles de granos de arena en lo alto de tales artefactos y que estos granos pasan lentamente por el estrecho cuello del medio. Ni usted ni yo podríamos hacer que los granos pasaran más de prisa sin estropear el reloj. Usted, yo y cualquier otro somos relojes de arena. Cuando empezamos la jornada, hay ante nosotros cientos de cosas que sabemos que tenemos que hacer durante el día, pero, si no las tomamos una a una y hacemos que pasen por el día lentamente y a su debido ritmo, como pasan los granos por el estrecho cuello del reloj de arena, estamos destinados a destruir nuestra estructura física o mental, sin escapatoria posible. Un grano de arena cada vez…
Una tarea cada vez. Uno de los comentarios más aterradores sobre nuestro actual modo de vida es recordar que la mitad de camas de nuestros hospitales están ocupados por pacientes con enfermedades nerviosas y mentales, por pacientes que se han derrumbado bajo la abrumadora carga de los acumulados ayeres y los temidos mañanas. Usted y yo estamos en este instante en el lugar en que se encuentran dos eternidades: el vasto pasado que ya no volverá y el futuro que avanza hasta la última sílaba del tiempo. Cada día es una nueva vida para el hombre juicioso. La vida, según lo aprendemos demasiado tarde, está en vivir, en el tejido de cada día y cada hora.

Todo cambia, salvo la ley de los cambios, y que no es posible entrar dos veces por el mismo río. El río cambia cada segundo y otro tanto hace el hombre que entra en él. La vida es un cambio incesante. La única certidumbre es el hoy. ¿Por qué echar a perder la belleza de vivir hoy tratando de resolver los problemas de un futuro que se oculta tras el cambio y la incertidumbre, un futuro que, por más esfuerzos que haga, nadie puede ver o predecir.
Los antiguos romanos, tenían una frase para esto: “Disfruta el día o toma el día?. Por tanto, la primera cosa que se debe saber acerca de la preocupación es ésta, si quiere usted que no entre en su vida.
Cierre las puertas de hierro al pasado y al futuro, viva en compartimientos estancos al día.
¿Por qué no se formula usted estas preguntas y consigna sus respuestas?

1. ¿tiendo a huir de la vida presente con el fin de preocuparme por el futuro o añoro algún “mágico jardín de rosas que veo en el horizonte.”

2. ¿Amargo a veces a mí presente lamentándome de cosas que sucedieron en el pasado, de cosas que terminaron y no tienen remedio?

3. ¿Me levanto por el mañana dispuesto a “tomar el día”, a sacar el máximo provecho de estas 24 horas?

Una fórmula mágica para resolver situaciones de preocupación

¿Quieren ustedes una receta rápida y probada para enfrentar situaciones de preocupación, una técnica que se puede utilizar desde ahora, antes de continuar esta lectura? Es sencilla y cualquiera puede utilizarla.
Consiste en tres pasos:

Paso I. Analice la situación valientemente y con honradez, imagine lo peor que pudiese sucederle como consecuencia de algún fracaso.

Paso II. Después de imaginarse lo peor que pudiese sucederle, hágase a ello y acéptelo, si resultara necesario.

Paso III. Dedique con calma su tiempo y energía a tratar de mejorar lo peor que ya tenía mentalmente aceptado.

Una de las peores características de la preocupación es que destruye nuestra capacidad de concentración. Cuando nos preocupamos, nuestros espíritus andan de aquí para allí, sin pararse en ninguna parte, en forma que perdemos toda facultad de decidirnos. En cambio cuando nos obligamos a encarar lo peor y a aceptarlo mentalmente, eliminamos todas esas imaginaciones y nos colocamos en condiciones de concentrarnos en nuestro problema.
Por eso el fracasar aceptad que haya sido así… Aceptad que haya sido así, porque la aceptación de lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier calamidad. La verdadera paz de espíritu viene de la aceptación de lo peor. Psicológicamente, creo que esto significa una liberación de energía.
El daño que la preocupación puede hacernos.

Los hombres de negocios que no saben como combatir la preocupación mueren jóvenes.
En toda mi vida escolar nadie me ha explicado la implicación que conllevan la preocupación, en ninguna clase los docentes han intentado prevenirme contra las enfermedad emocional de la preocupación, una enfermedad que, durante los últimos 50 años, ha causado miles de muertes.

Ninguna persona me ha advertido que una persona de cada diez entre los que vienen ahora padecerá un desfallecimiento nervioso, causado en la mayoría de los casos por la preocupación y las emociones.
En su vista, escribo este artículo para llamar a las puertas de ustedes y prevenirles. El 80% de todos los pacientes que acuden a los médicos podrían curarse por sí mismos con sólo liberarse de sus miedos y preocupaciones. Y no piense por un momento que quiero decir que sus enfermedades son imaginarias. Sus enfermedades son tan reales como un terrible dolor de muelas y en ocasiones cien veces más graves. Me refiero a enfermedades como la indigestión nerviosa, algunas úlceras del estomago, perturbaciones cardíacas, el insomnio, algunas jaquecas y algunos tipos de parálisis.

El miedo causa preocupación. La preocupación pone a uno tenso y nervioso, afecta a los nervios del estomago, cambia los jugos gástricos de normales a anormales y frecuentemente provoca úlceras estomacales.

¿Qué consigue el hombre que gana el mundo entero y pierde su salud? Aunque fuera dueño del mundo, sólo podría dormir en una cama a la vez y comer tres veces por día.
Platón dijo que “el mayor error que los médicos cometen es intentar la curación del cuerpo sin intentar la curación del alma, sin embargo, el alma y cuerpo son uno y no deberían ser tratados separadamente”.
La ciencia médica necesitó dos mil trescientos años para reconocer esta verdad. Estamos pensando ahora precisamente a desarrollar una nueva especie de medicina llamada psicosomática, una medicina que trata a la vez el alma y cuerpo. Es hora ya de que realicemos esto, porque la ciencia médica ha eliminado en gran parte el terrible mal causado por los gérmenes físicos, las enfermedades como la viruela, el cólera, la fiebre amarilla y docenas de otras plagas que han llevado a innumerables millones a la tumba prematura. Pero la ciencia médica ha sido incapaz de hacer frente a las ruinas mentales y físicas causadas, no por los gérmenes, sino por las emociones de la preocupación, el miedo, el odio la frustración y la desesperación.
Las bajas ocasionadas por estas enfermedades de tipo emotivo están aumentando y extendiéndose con rapidez catastrófica. Si se quiere ver lo que la preocupación significa para las personas, no hace falta ir a una biblioteca o un médico. A mí me basta mirar por la ventana de mi casa; puedo ver así, a menos de una cuadra, una casa donde la preocupación causo un derrumbamiento nervioso y otra donde un hombre se preocupó hasta la diabetes. Cuando Montaigne, el ilustre filósofo francés, fue elegido alcalde de su ciudad ---Burdeos---, dijo a sus conciudadanos: “Quiero tomar vuestros asuntos en mis manos, pero no en mí hígado o mis pulmones”.
La preocupación puede colocarnos en un sillón de ruedas con reumatismo y artritis. Las emociones desagradables como las causadas por la preocupación, el miedo, el enfado… pueden trastornar el equilibrio del calcio en el organismo y originar las caries.
Las fuerzas que más descansan y recrean son una religión saludable, sueño, música y risas. Tened fe en Dios, aprender a dormir bien, ama la buena música y mira el lado divertido de la vida, y la salud y la felicidad serán nuestras. Los médicos llevan vidas tensas y tienen que pagarlo. El Señor puede perdonar nuestros pecados, pero el sistema nervioso nunca lo hace.

La preocupación es como la gota, gota, gota constante; y la gota, gota, gota constante de la preocupación lleva frecuentemente a los hombres a la locura y el suicidio. Quienes conservan la paz interior en medio del tumulto de la ciudad moderna son inmunes para las enfermedades nerviosas y orgánicas.

No conozco hecho más alentador que la incuestionable capacidad del hombre para elevar su vida mediante un empeño consciente. Si uno avanza confiadamente en la dirección de sus sueños y se afana para vivir la vida que se ha imaginado, triunfará en forma que no cabe esperar en las horas corrientes.

¿Cómo analizar y resolver los problemas de preocupación?

La respuesta es que debemos equiparnos para tratar las diferentes clases de preocupaciones aprendiendo los tres pasos básicos del análisis del problema. Los tres pasos son:
I. Obtenga los hechos.
II. Analice los hechos.
III. Llegue a una decisión y actúe después conforme a esta decisión.
¿Pura evidencia? Sí, Aristóteles la enseño… y la utilizó. Usted y yo debemos también utilizarla, si es que queremos resolver los problemas que nos acosan y transforman nuestros días y noches en verdaderos infiernos.
Tomemos la primera regla: Obtenga los hechos. ¿Por qué es tan importante obtener los hechos? Porque sin tener los hechos no podemos ni intentar siquiera resolver nuestro problemas de un modo inteligente. Sin los hechos, todo lo que podemos hacer es acalorarnos en plena confusión. La confusión es la causa principal de las preocupaciones.
La mitad de la preocupación que existe en el mundo obedece a que las personas intentan tomar decisiones sin un conocimiento suficiente sobre el que basar una decisión. Si un hombre dedica su tiempo a obtener los hechos de un modo imparcial y objetivo, sus preocupaciones se disiparán por lo general a la luz del conocimiento.
La experiencia me ha demostrado una y otra vez el enorme valor que tiene llegar a una decisión.
Lo que lleva a los hombres a los derrumbamientos nerviosos y a situaciones insoportables es el no llegar a una meta señalada, el dar una y mil vueltas enloquecedoras. Por tanto, yo consigno eliminar el noventa por ciento de mis preocupaciones dando los cuatro pasos que siguen:
I. Consignar precisamente por escrito qué es lo que me preocupa.
II. Consignar por escrito lo que puedo hacer acerca del asunto.
III. Decidir lo que voy hacer.
IV. Comenzar inmediatamente a llevar a cabo mi decisión.
Si no lo traducimos todo en acción, la averiguación y el análisis de los hechos no servirán de nada, no serán más que un despilfarro de energías.
¿Cómo se acaba con el hábito de la preocupación antes de que él acabe con nosotros?
Es difícil preocuparse mientras se está haciendo algo que exige planes y meditación. ¿Por qué una cosa tan sencilla como ocuparme elimina la ansiedad? A causa de una ley, de una de las leyes más fundamentales que ha revelado la psicología. Esta ley postula que es completamente imposible para cualquier espíritu humano, por muy brillante que sea pensar en más de una cosa al mismo tiempo.
No es posible que nos mostremos a la vez entusiasmados con algo interesante que estamos haciendo y abrumados por la preocupación. Una de las emociones expulsa a la otra. La mayoría de nosotros nos perdemos fácilmente en la acción cuando estamos al pie del cañón y realizamos el trabajo cotidiano. Pero son las horas de descanso las verdaderamente peligrosas.
Precisamente, cuando podemos disfrutar libremente de nuestros ocios y ser más felices, llega también el momento en que nos atacan los diablos de la preocupación. Piérdase en la acción si no quiere marchitarse en la desesperación. Cuando no estamos ocupados, nuestros espíritus tienden a convertirse en un vacío.
Todo estudiante de física sabe que la naturaleza aborrece el vacío. La preocupación es particularmente apta para apoderarse de uno, no cuando se está en acción, sino cuando ha terminado el trabajo del día. El remedio contra la preocupación es tener ocupado todo el tiempo en la realización de algo constructivo.

martes, 5 de mayo de 2009